lunes, 13 de agosto de 2012

Riolobos como el ave Fénix

     Al igual que el mitológico ave Fénix que renace de sus propias cenizas, el Azud de Riolobos está renaciendo después de unos años de no ser más que un charco maloliente. Este resurgir viene de la mano de un aporte de agua limpia de 3 hectómetros cúbicos el pasado mes de mayo, reflejado en el número de individuos y de especies que por allí recala. Esta temporada han vuelto a criar los somormujos, ha aparecido una rareza (correlimos pectoral), pero lo realmente importante es que lo están volviendo a utilizar gran número de especies en su paso postnupcial, más aún teniendo en cuenta la escasez de agua en otros humedales adecuados en la reseca meseta castellana.

Aspecto actual de la lámina de agua.
     Para los que no conozcáis este humedal, os recomiendo una ojeada al magnífico libro de Miguel Rouco, está en partes en la sección Escribano de este mismo blog. Es esta una zona emblemática para los pajareros salmantinos y alrededores, el típico sitio donde invertir un poco de tiempo, ya que sabías que la visita siempre era recompensada con la presencia de un buen número de bichos, y era posible poder encontrar alguna cosa rarilla.

     Este espacio nos lleva quitando el sueño desde hace muchos años, siempre acción y reacción. Hace unos años, un fenómeno que vive en un pueblo cercano, no se le ocurrió otra cosa que pedir permiso para poder navegar en sus aguas, y nuestros queridos regidores regionales se lo dieron. Era increíble, este tipo dejaba su barquito de vela en una de las islas, después del trabajo cogía el coche, montaba una piragua en la baca y se venía a navegar. Según él, no le molestaban los patos ni él a los patos, ¡qué bonito era ver levantarse los pájaros delante de la proa!. Nos tocó protestar y demostrar a la Administración la importancia ornitológica de la zona con un montón de censos durante meses y meses.


     Otra de nuestras innumerables luchas, con el Azud de Riolobos como protagonista, fue el intento de vedar la pesca durante todo el año. Conseguimos que se hiciese en época de cría. Para el resto del año, hablamos con el responsable en la Junta de Castilla y León. Nos dijo que si le dábamos argumentos se lo plantearía, le dimos unos 500 folios de argumentos, con censos y demás, pero ni caso. Tuvimos que demostrar con un estudio específico lo que es evidente, la afección de los pescadores en el número de individuos en el agua. Aparte de las obvias molestias, los pescadores son unos guarros, supongo que no todos, pero la basura que dejan en las orillas es increíble.

     Este llenado parcial nos ha vuelto a ilusionar, así que retomaremos la lucha, para intentar que se mantenga, se mejore, se gestione y vuelva a ser el lugar interesante que fue.

martes, 7 de agosto de 2012

Cría de Alcaudón dorsirrojo en Salamanca

     Hace ya un tiempo el compañero Ricardo Montero del Grupo Ornitológico Cacereño localizó algún ejemplar de Alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) en prados de la Dehesa de Candelario. El trabajo de búsqueda y seguimiento del amigo Chema Diu nos ha deparado la agradable noticia que al menos una pareja ha sacado adelante a cinco pollos esta temporada de cría, con lo que podemos anotar una nueva especie como reproductora en nuestra provincia.

Macho de Alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio). Foto cortesía de Erenesto Villodas.
      Muchas gracias desde aquí a Ricardo Montero y Chema Diu por la magnífica cita y a Ernesto Villodas (No sin mis prismáticos) por la foto del machete.

sábado, 4 de agosto de 2012

Las desventuras de un buen ciudadano o la incompetencia de la Adminstración.

     Hoy, muy a mi pesar, me toca volver a tocar el tema del cierre del CRAS de Las Dunas, o los problemas que tiene cualquier persona bienintencionada, que se encuentra con un animal herido y quiere entregarlo para que la entidad que por ley tiene la obligación de curarlo y devolverlo al medio natural. Os reproduzco ahora la carta que nos ha remitido esa persona con las aventuras o mejor dicho desventuras de esta persona.

El supuesto "aguilucho lagunero" según el Agente Forestal.


La historia comenzó el lunes día 30 de Julio, cuando recibí una llamada de un agricultor de mi pueblo que se había encontrado un “bicho”, que parecía ser un ratonero y que estaba herido. Este hombre acudió a mí ya que recordaba, por alguna conversación con mi padre, que estos “bichos” eran una de mis aficiones.
Al llegar al lugar donde se encontraban empacando, me estaban esperando con el animal en las manos. No me sorprendió ver que no se trataba de un ratonero, sino y como sospechaba, de un pollo de aguilucho volandero, que a simple vista me pareció de cenizo.
Tras cogerlo y examinarlo un poco, me di cuenta de la gravedad de las lesiones del animal, tenía una fractura abierta del húmero del ala izquierda. La fractura era muy reciente, este señor me aseguró que se lo habían encontrado así… Al principio y con las prisas no me di cuenta que en el extremo distal de esa misma extremidad, le faltaban la mayor parte de las plumas primarias, lo que posiblemente le hubiera impedido volar y escaparse de la empacadora que le terminó fracturando el húmero.
Al  llegar a casa me dispuse a buscar ayuda  para el pobre animal. Tras llamar a varias asociaciones, ninguna se hizo cargo del mismo, más que nada porque no se encontraba bajo su “jurisdicción”, pero muy amablemente me dieron varios números de teléfono que a la larga no me servirían para nada.
Como bien sabía por la información que Miguel publicó en este blog hace varios meses, el centro de recuperación de aves “Las Dunas”, de Salamanca, se encontraba cerrado por los dichosos recortes… pero se me ocurrió llamar al teléfono que figuraba en internet, con la esperanza de que hubieran derivado esa línea hacía un organismo que se encargara de estas cosas. Así fue, y me pasaron con la Consejería de Medio Ambiente de Salamanca, me dieron un teléfono fijo. Tras llamar, la contestación fue “ese número de teléfono no existe…” Al volver a llamar y contar lo que me había ocurrido al señor que me había atendido hacía un rato, me dio un teléfono móvil. Mi sorpresa fue que tras marcar me contesta un señor andaluz que nada tiene que ver con la recogida de animales salvajes… Desesperado y sin más tiempo, no tuve más remedio que dejar al animal en una caja a oscuras y en un lugar templado, y pensar durante la tarde a quién llamar al día siguiente.
Durante la tarde se me ocurrió ponerme en contacto con SEO-Salamanca, ya que sabía del trabajo que estaban realizando con el seguimiento de nidos de aguiluchos cenizos. Así lo hice y al día siguiente a primera hora tenía un correo con toda la información y los pasos a seguir para tratar de que el animal recibiera la atención veterinaria pertinente lo antes posible. Ya me advirtieron de los “inconvenientes” que podrían surgir, y que más tarde surgieron…
Primero llamé a Medio Ambiente Salamanca. La señora telefonista, tras exponer el caso, muy amablemente me paso con alguien que me daría una solución. Este alguien no contestó al teléfono; me pasó con otro, y tampoco; así hasta 4 veces, hasta que finalmente la línea se cortó ya que “el número de teléfono no existía...” Pensé que sería “la hora del café de media mañana” y que nadie me atendía por eso, decidí esperar un rato para volver a llamar.
Al llamar de nuevo, la señora telefonista se extrañó de que nadie contestara a las llamadas, por lo que otra vez me paso con varios despachos, de los que ninguno me daría contestación.
Ya un poco cabreado y pensando en “los señores del café”, llamé al siguiente en la lista que no era más que el 062, los cuales me dieron el teléfono de SEPRONA Salamanca. Al ponerme en contacto con éstos, me dijeron que se pondrían en contacto con Medio Ambiente, y que ya me llamarían ese día o al siguiente…
Esa misma mañana recibí la llamada del Agente forestal de la zona para pedirme que me quedara con el animal ¡hasta el día siguiente! Mi sorpresa fue mayúscula. Un animal en peligro de extinción y protegida por la ley, con una herida de gravedad y que necesitaba atención veterinaria urgente… Os podéis imaginar la indignación y enfado que sentí por dentro, pero bueno, lo principal ya estaba hecho y al día siguiente vendrían a por él para llevarle, supuestamente, a un lugar donde le darían la atención que necesitaba.
Al ver que todavía tardarían un día más en atenderle, y que ya llevaba conmigo casi 24 horas, me dispuse a repasar el material que tenía guardado sobre primeros auxilios en aves, por lo menos, para administrar al animal un poco de suero. Cabe recordar que esta operación no la puede hacer cualquiera, y aunque mi experiencia no es mucha, mi formación me capacita para ello.
Mi sorpresa a lo largo de la mañana fue mayor, ya que recibí la llamada de Miguel para informarse en primera persona sobre la situación y explicarme todo ese “entramado” que hay detrás de la administración pública en cuestión de conservación de especies y que nadie sabe si no se interesa un poco. Tras hablar con él, pude comprender muchas cosas que hasta ese momento desconocía, por lo que mi indignación aumentó considerablemente, aunque debo decir que nada de lo que me contó me sorprendió demasiado.
Así se quedó la cosa hasta el día siguiente a primera hora. Quedamos a las 10 de la mañana, y sobre las 10 y 20 estaban llegando los agentes forestales a mi casa. No es la primera vez que entrego un animal salvaje a la autoridad pertinente, por desgracia, por lo que más o menos sabía el “protocolo”. Al ver que no tenían muchas ganas de entretenerse (muy sutilmente me dejaron caer que “tenían que irse a Tordesillas”, cosa que parece no les agradó demasiado) y que tras coger el animal se querían ir sin darme el recibo pertinente como prueba de que lo había entregado, se lo pedí  varias veces y lo único que recibí fue un ¡NO! bastante contundente, y un “ya te avisaremos para informarte de su evolución”. Esto ya me lo conozco, todavía estoy esperando a que me llamen para decirme lo que ha pasado con el cernícalo o la lechuza que entregué hace varios años…
Una cosa que me llamó mucho la atención es que, ¡ni siquiera habían traído caja para llevárselo! ¿Hasta este punto hemos llegado? Y ya para rematar y antes de que se fueran, el señor agente forestal me dijo que el animal no era un pollo de aguilucho cenizo, sino ¡un aguilucho lagunero! En fin...
Tras esta experiencia, estoy aún más convencido en la necesidad de tener a alguien que nos gobierne que de verdad se preocupe por el medio ambiente y los animales que lo habitan. No todo es Bankia, Prima de riesgo, Merkel o Sarcozy… La crisis pasará, pero hay cosas que si hoy no les prestamos la atención que se merecen, el día de mañana será demasiado tarde para hacerlo. Los CRAS no son centros donde se tira el dinero y que son necesarios cerrar para “salir de la crisis”. Hay un montón de gastos, mucho más banales, donde recortar y que no repercutirían en la fauna salvaje.
Y ya por último, sólo me queda dar las gracias a SEO-Salamanca, por la ayuda que me han prestado, bueno, más bien, que han prestado a este pollo de aguilucho cenizo, ya que seguro que sin su preocupación y compromiso no hubiera llegado hasta el centro de recuperación de aves de Valladolid.

     Hasta aquí las peripecias de una buena persona para intentar que el organismo competente recoja una especie protegida y la cuide hasta que pueda ser devuelta a su medio natural. Si en vez de una persona comprometida hubiese sido otra persona, después de la segunda o tercera llamada habría pasado del tema.
Desgraciadamente, esta no es la última noticia desgraciada sobre el CRAS de Las Dunas.