El invierno, o lo que ahora estamos viviendo, es un momento tan bueno como cualquier otro para salir al campo, pero para los menos atrevidos, los parques urbanos son un excelente lugar para tomar contacto con la naturaleza y empezar a crear afición.
En Salamanca, sin lugar a dudas, el mejor parque con que contamos es el de Jesuitas. Un parque de casi 10 Ha., antigua huerta de los Jesuitas, que el Ayuntamiento compró en 1978. Desde entonces ha cambiado mucho desde el punto de vista botánico, se sustituyeron muchos frutales por árboles ornamentales. En la actualidad hay gran variedad de árboles, con álamos blancos, tilos, manzanos, perales, cedros, olivos, y un largo etcétera, también tenemos otros menos deseables como los invasores ailantos. Esta variedad, con distintos portes, y los setos y arbustos asociados han creado un ecosistema utilizado por una gran variedad de fauna ornítica.
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Carbonero garrapinos. Foto: Miguel Blanco. |
Esta gran variedad lo ha convertido en un lugar muy utilizado en proyectos y campañas de Educación Ambiental, tanto para adultos como para niños.
El pasado sábado, con la buena suerte de haber contado con una temperatura excelente, realizamos un pequeño paseo por el parque, además de conocer los secretos y anécdotas de algunos de los árboles, pudimos disfrutar de un buen puñado de pajarillos que se afanaban en buscar su sustento entre las semillas y bayas. Como siempre, no faltaron los abundantes mirlos, gorriones, carboneros y herrillos. Además currucas capirotadas, petirrojos, reyezuelos o chochines entre otros.
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Cotorra de Kramer. Foto: Miguel Blanco. |
Las vocingleras cotorras de Kramer, a pesar de ser una especie invasora, sigue llamando muchísimo la atención de pequeños y grandes.
Terminamos el paseo en el pequeño estanque en la zona sur, donde el Ayuntamiento de Salamanca ha reubicado una veintena de patos domésticos que anteriormente vivían en otro de nuestros parques. A los niños les sigue llamando la atención los patos, aunque se traten de esas variedades domésticas. Para sorpresa de muchos de ellos, entre los blancos residentes había una pareja de azulones silvestres.
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Pareja de ánade azulón. Foto: Miguel Blanco. |
Así que, como veis, cualquier trocito de naturaleza, aunque sea dentro de las ciudades pueden ser magníficos lugares para iniciarse en este mundo de la ornitología y la naturaleza.