Prometo que no daré más la brasa con los comederos, al menos hasta dentro de una temporada larga. Como ya comenté en entradas anteriores he hecho tres tipos de comedero que he colgado en la ventana o en el árbol que hay en frente. Los visitantes más comunes han sido los herrerillos, aunque ya han empezado a entrar los carboneros.
El primero que hice fue una cesta de tela metálica colgada de un gancho de la rama de un árbol a un par de metros de la ventana. Está cebado con un "pastel de sebo" hecho con manteca de cerdo (ibérico por cierto), mixtura de la que comercializan para canarios y pipas de girasol crudas.
Carbonero en la cesta. |
El segundo es un comedero hecho con la base de una botella de suavizante, con una ventosa para pegarlo en la ventana y también cebado con el mismo "pastel de sebo".
Herrerillo en el comedero. |
El tercero está fabricado con una botella alojada en una estructura de madera. El cebo está dentro de la botella y va bajando según se va consumiendo de la bandeja inferior. El contenido es la mixtura para para canarios. Está colocado sobre el alféizar de la ventana.
Empecé colocando los comederos alternativamente, y al final estuve cuatro días controlando el peso del cebo que consumían los pájaros poniendo los tres a la vez y el mismo tiempo, el primer día los coloqué a mediodía y los retiré a las seis de la tarde, los otros tres días los coloqué a las ocho y media de la mañana y los retiraba a las seis de la tarde.
Durante esos cuatro días, el pienso consumido en el comedero de la botella ha sido insignificante, menos de un gramo que es lo mínimo que pesa la báscula, parece claro que prefieren el pastel de sebo, solo espero que los herrerillos de mi barrio no palmen de insuficiencia cardíaca por exceso de colesterol. En cuanto a los otros dos, en el de la cesta se ha consumido siempre por encima del 90 % del alimento. Probablemente eso sea debido a que los pájaros se sienten más confiados a dos metros de la ventana que en la misma ventana, aunque cuando no está el comedero de la cesta entran con mucha más frecuencia al comedero de la ventana, incluso, he llegado a poner sólo el comedero de la ventosa en la ventana de la cocina, que da a una galería cerrada y con la ventana abierta, los herrerillos se atreven incluso a entrar y atravesar la galería.
Las fotos están hechas desde dentro de la ventana, sin abrirla (hace mucho frío para estar con la ventana abierta), así que cuando llegue el buen tiempo y abra la ventana las fotos perderán esos brillos que provoca el cristal.
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