Como viene siendo habitual en épocas otoñales o invernales, hay que ir preparando las cajas nido para la próxima temporada de cría. Hay que quitar un poco de los restos de plumas, huesos y excrementos que se han generado durante la pasada primavera. Este año no iba a ser diferente, así que el pasado sábado 14 de noviembre nos pusimos manos a la obra.
Vista del Cimborrio de la Catedral Nueva desde la ubicación del nido. Foto: Miguel Blanco. |
Este año nos tocó un día de anticiclón, con la consiguiente niebla asociada. Para el trabajo de limpieza no influye, pero las vistas son cuanto menos diferentes a otras ocasiones.
Llegamos a la zona sobre las 10:15, pero, debido a la niebla, retrasamos un rato la subida, a ver si había suerte y se iba despejando. Hace un par de años se restauró completamente la torre de la Catedral Nueva, por lo que en estos momentos la subida es mucho más sencilla que antaño. Hasta la sala de las campanas se asciende por la exposición permanente Ieronimus, escaleras bien definidas, restauradas y bien iluminadas. A partir de la sala de las campanas, las escaleras se angostan y en algunos casos hay que encender la linterna, pero, nada comparado a lo que había que hacer en los primeros años de ascensiones.
La caja, justo antes de ser limpiada, desinsectada y desinfectada. Foto: Miguel Blanco. |
Después de ascender los 70 - 80 metros (calculo yo) a los que está colocada la caja, nos esperaba la pareja de halcón en algún posadero cercano. Dieron alguna pasada y alguna pequeña protesta, nada que ver a las que hacen cuando tienen pollos y desaparecieron en la niebla el resto de la mañana. Retiramos el exceso de plumas, restos y excrementos acumulados dentro de la caja, un cubo llenamos. Desinfectamos el interior y le dimos una pequeña limpieza a algunas zonas con exceso de porquería, con especial atención a la mirilla de la puerta.
Una vez terminado el trabajo para el que subimos, dedicamos un momento a hacer algunas fotos de las vistas, peculiares por la niebla, y de regreso al nivel del suelo. Ya sólo nos queda esperar hasta la próxima primavera, a la espera de que la pareja de halcones nos regale con una nueva pollada que perpetúe la especie de esta magnífica ave instalada en este espectacular lugar.
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