domingo, 25 de agosto de 2013

Unos días en Laredo, Cantabria.

     Como todos años, mi familia y yo hemos pasado unos días de relax en la villa de Laredo, que como ya he comentado alguna vez es la zona de procedencia de mi familia materna, y aunque sólo sea una vez al año tenemos la necesidad de volver.

Atardecer en la playa de La Salvé.
     Este año, para variar, y debido a compromisos adquiridos, no pudimos salir hasta por la tarde, así que llegamos a nuestro destino cuando el sol se empezaba a poner. De todas formas la visita obligada era esa puesta de sol en la magnífica playa de la Salvé.

Juego del pasabolo tablón.
     Desde el balcón de la casa de la abuela, que da a la Alameda, nos enteramos de un torneo de pasabolo. Personalmente me interesan este tipo de juegos tradicionales, aunque no entiendo demasiado de ellos. Este es el pasabolo tablón, los jugadores tienen que tirar la bola sobre un tablón que tiene al final tres palos alineados (bolos). Hay que darles en el centro para lanzarlos lo más lejos posible.

Detalle de la trayectoria de la bola. Uno de los bolos ya está en el aire.

     Otra de las visitas que no perdono nunca es el acercarme hasta el puerto pesquero, en los últimos años bien diferenciado del deportivo. Me gusta ver llegar a los barcos y descargar el pescado, y cómo no, ya de paso contemplar las evoluciones de las gaviotas que se arremolinan a comer los descartes.

Descargando el pescado.

     Este año, de pajareo casi nada, sólo un puñado de gaviotas, pero esas os las muestro en la próxima entrada.