El pasado sabado, 15 de septiembre, nuestros amigos del Grupo Local SEO-Sierra de Guadarrama pasaron por estos pagos con la intención de visitar el Azud de Riolobos y sus alrededores. En concreto se pasaron por aquí: Federico Roviralta, Belén Vicente, Carlos Sánchez, Raúl Adrados, Luis Cabrejas, José Ángel Peinador, Quique Alonso, Javier Ramil y Nacho Velázquez.
La intención era visitar el Azud con sus patos y algunos limícolas en paso. Para luego intentar ver avutardas en las cercanías. Podéis ver una magnífica crónica de Carlos Sánchez en el Blog del Grupo Sierra de Guadarrama, así que buena gana de intentar emular la prosa del amigo Carlos. Comentar que la visita a nuestro recordado Azud de Riolobos fue un tanto decepcionante, con pocos limícolas espantados por unos pescadores que no pudieron elegir mejor zona de pesca que la barra de tierra que abre la bahía donde se suelen concentrar los limícolas, la misma barra que es utilizada como zona de descanso por un buen número de individuos de varias especies.
El día que la Junta de Castilla y León sea capaz de ver la importancia que este humedal tiene en las rutas migratorias de muchas especies y se decida a apostar por él evitando actos como el pastoreo de las orillas o la pesca en su contorno, veremos de nuevo florecer este enclave, siempre y cuando se acompañe de llenados regulares.
De todas formas, pudimos hacer algunas buenas observaciones de correlimos zarapitín, chorlitejos, andarríos, somormujos, zampullines o garzas. Destacar una ortega, que por estas tierras llaman corteza, bicho que como la generalidad de esteparias cada vez son más raras. Saliendo hacia Revilla (Cantalpino) una culebrera se nos paseó por delante de las narices.
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| Águila culebrera. Foto Quique Alonso. |
En Revilla otra pequeña decepción, no conseguimos ver las avutardas, como premio de consolación un bandito de siete sisones.
Acabamos la mañana en el merendero de Villoria, donde compartinos todos mesa y mantel, bueno, mantel no había. El saldo de la mañana fue muy positivo, porque aunque el pajareo estuvo flojo, quedó compensado con creces con la agradable compañía.
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