lunes, 18 de abril de 2011

Leyendas urbanas.

   Empiezo hoy una serie de entradas con el título de Leyendas urbanas, donde iré comentando esos chascarrillos que se comenta en nuestros campos (y ciudades) por parte generalmente de gente poco informada y en algunos casos de forma maliciosa. Espero vuestra colaboración para ir ampliando estas entradas.


   Para ilustrar lo que digo, aprovecho un artículo publicado el día 16 de abril en el Heraldo de Aragón con el sugerente titular: "Los buitres me han rodeado, estaban a dos metros y si no pasa un coche, me devoran", pinchando en el titular podéis deleitaros con las perlas que suelta. Lo que se venía oyendo eran los ataques al ganado, esto ya es una nueva vuelta de tuerca, y los periodistas sólo ha contado lo que la señora le ha contado.

   Por mi trabajo recorro la mayoría de los pueblos de la provincia de Salamanca, así como algunos de las de Zamora, Avila y Cáceres. No es difícil escuchar en primera persona que se ha visto a los buitres atacando a vacas que estaban pariendo, o que se han comido el ternero recién nacido. Me parece poco creible que un ganadero viendo a una de sus vacas pariendo y rodeada de buitres se quede mirando cómo se la comen, así que es poco creíble que lo hayan visto, no es difícil imaginar que el ternero o la vacan hayan podido morir en el parto, o cuanto menos que la vaca haya sufrido tanto que no haya podido defender a su cría.

   Según mi humilde experiencia: en una ocasión vi una buitrada en Los Cameros riojanos, una yegüa había parido un potro muerto, los buitres empezaron a llegar y la yegüa estuvo un buen rato defendiendo el cadáver, hasta que se cansó.
   En otra ocasión, en los alrededores de Vitigudino, al pasar por una carretera vi unos 50 buitres posados y otros cuantos en vuelo y llegando, en una ladera de una dehesa. Paré el coche, tiré de prismáticos y a unos 80 metros vi un cachorro de mastín sentado junto al cadáver de una oveja. Un poco más alejados y a la sombra se encontraba el resto del rebaño y los otros perros pastores. Los buitres se quedaron quietecitos hasta que al cachorro le dio por irse con el resto del rebaño, entonces comenzó una alocada carrera de buitres, con una atropellada llegada al cadáver, donde la segunda línea pisoteó literalmente a la primera, los pobrecillos debían tener bastante hambre.

   Si un cachorro sentado mantiene a raya a una bandada de hambrientos buitres, qué no será capaz de hacer una mamá vaca para proteger a su ternero. Me parece increíble que miles de años de evolución reviertan en una sóla generación, no creo que Darwin le diera el visto bueno a esta teoría.

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