domingo, 29 de enero de 2012

9ª Jornada de Gaviotas

     Otra mañana más en el vertedero de Gomecello, entrábamos sobre las 9:30 con varios grados bajo cero y el cielo completamente despejado. Montamos los más rápido que pudimos, así que sobre las 10:20 ya estaba metido en el hide. Sólo quedaba esperar a ver si las señoras gaviotas querían entrar a comer en el espacio de la red de tiro.

Tres gaviotas en vuelo.

     Estuve metido en el hide hasta las 12:30, mucho frío, pero lo peor con diferencia ha sido ir comprobando según pasaban los minutos que como ha sucedido ya en otras ocasiones, los días despejados las gaviotas no tienen prisa en entrar a comer, hoy han comido algunas pero muy poco tiempo. Los compañeros colocaron las trampas de lazo, que deparó una sorpresa poco habitual, en el callejón de pretratamiento se enganchó una cigüeña a la que le faltaba una pata, así que la soltaron y la dejaron tranquila.

Joven de sombría.
     Para matar un poco el tiempo, he estado intentando hacer algunas fotos, y digo intentando porque mis fotos son sólo eso, intentos, comparadas con las fotacas que algunos meten y/o metéis en vuestros blogs. A lo largo de la mañana, las gaviotas sólo han protagonizado un par de revuelos fuertes provocados por un tipo con un galgo en los caminos aledaños al vertedero, el primero hizo moverse al bando que inmediatamente se volvió a posar en el mismo lugar, el segundo dispersó a las gaviotas que no volvieron a aparecer hasta que nos marchábamos para casa.

Bando de gaviotas en un revuelo.
     Durante toda la mañana, sólo se han posado un total de unas doce gaviotas en la explanada que tenía delante, y ninguna a una distancia ni medio normal, como la foto más arriba. Además pasaron por delante unas cuantas cigüeñas, algún milano, y los habituales gorriones, estorninos o lavanderas.

Cigüeña blanca.
     Una sola cigüeña se ha dignado posarse cerca de donde yo estaba, bebió de un charco, miró para un lado, para otro y se marchó. Yo di la jornada por arruinada del todo, con cero capturas, sólo a falta de comprobar las trampas, pero con el movimiento de gaviotas de la mañana tenía pocas esperanzas. En el vaso sólo había un estornino pinto, así que empezamos a desmontar.

N221 recién marcada.
     Nos salvó del cero patatero un joven de reidora que se quedó enganchada en una trampa de lazo en el callejón de pretratamiento. Otra de las alegrías de la mañana ha sido localizar uno de nuestros aguiluchos laguneros marcados, pero eso es otra historia que os contaré otro día.

Vinieron más, pero se fueron pronto.

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