Otra de bricolaje

     Esta entrada, sin que sirva de precedente, está dedicado al amigo Haritz, con el que comparto unas cuantas aficiones.

     Como comenté en la entrada anterior, el domingo estuvimos colocando varias cajas nido en una colonia de Cernícalo primilla en el noreste de la proviencia de Salamanca. Hasta ahora la colonia es bastante buena, no tiene problemas, la población está estabilizada las últimas temporadas, pero ya se sabe, en cualquier momento se puede plantear la reparación de las cubiertas y el número de parejas puede caer en picado. De esta forma, nos adelantamos, colocamos unas cuantas cajas nido para que aunque en principio no lo necesiten, los bichos se vayan acostumbrando. A ver si ocupan alguna la próxima temporada.

El de siempre haciendo la cabra por las alturas.

     En esta ocasión, el lugar elegido es una antigüa ermita que ha perdido el techo, pero los muros de piedra de Villamayor son anchos y están en buenas condiciones (dentro de lo que cabe), lo que no lo está tanto son algunas zonas de mampostería.

    

     Hemos colocado un total de siete cajas nido, casi todas con entrada por el lado largo, la mayoría con acceso desde el mismo lado, aunque alguna tiene el acceso desde la parte superior. Todas ellas tienen dispositivo antipredación por si los gatos. Hemos puesto especial cuidado para que las cajas queden cubiertas y que no se vean desde el exterior, para que no llamen la atención.

     El material que hemos utilizado ha sido madera fenólica, reciclada de tableros de encofrar muros que en su día nos regaló una empresa de alquiler de maquinaria de construcción. Es un tipo de madera laminada que está tratada con resinas fenólicas, lo que le proporciona una larga durabilidad a la intemperie, el sol y el agua. Los bordes de corte los hemos tratado con un aceite para impermeabilizarlo.

Caja nido en mechinal.

Detalle del cierre del mechinal.

     Hemos cerrado también un mechinal, es un huecho en la pared que ha sido ocupado como nido y sobre todo como posadero.